Junio pone a prueba la continuidad del proceso de desinflación

Política & Economía

Junio pone a prueba la continuidad del proceso de desinflación

Tras el festejo por la tasa de inflación de 4,2% en mayo, al Gobierno nacional se le abre el desafío de sostener el proceso de caída de precios que en junio transitará un mes bisagra por el impacto de la suba de tarifas postergadas y algunas señales de rebotes en los precios de los alimentos.
Fue el mismo Gobierno el que puso en el centro de la discusión la relevancia de que la tasa de inflación continúe su camino descendente e incluso perfore el 4% al definir que se acabó la etapa de “tasa real negativa”.
Esto quiere decir que a partir de junio la inflación debe estar por debajo de la tasa de interés que reciben los ahorristas por sus colocaciones e inversiones bancarias.
El Gobierno ofreció incentivos para que esa tasa sea de 4,25% mensual, al adjudicar el miércoles el total de la suscripción de Lecaps en la opción a septiembre que ofrecía ese rendimiento.
Esa debiera ser el techo de la inflación para los próximos meses y por ende la tasa de inflación de junio debiera ubicarse por debajo de ese valor.
Los primeros datos de inflación del mes en curso obligan a ser cautelosos con esa posibilidad dado que impactarán los ajustes en las tarifas de los servicios públicos y los alimentos arrancaron con algún rebote.
Cabe recordar que el rubro alimentos en mayo tuvo un aumento de 4,8%, por encima del promedio general -4,2%-. La consultora LCG midió que en la primera semana de junio los alimentos estuvieron estables, pero en la segunda registraron un alza de 1,5%, con lo cual en la medición “punta a punta” de las cuatro semanas da un alza de 4,8%.
“Es posible que la inflación de mayo sea un piso transitorio. En junio computarán los aumentos de transporte (subtes en CABA, a mediados de mayo y otro ajuste en junio), naftas, y electricidad y gas (ajustes en la parte de generación, con transporte y distribución todavía suspendido) y, nuevamente prepagas”, advirtió la consultora LCG.
Asimismo, evaluó que “la notable desaceleración de la inflación se explica por el desplome de la demanda y por la apelación (nuevamente) al uso del ancla cambiaria como medida antinlfacionaria. Seguimos sosteniendo que el verdadero test para ver si entramos en un nuevo régimen de inflación más baja deberá hacerse con la actividad repuntando y los salarios recortando la caída de los últimos tiempos. Recién ahí podremos ver si las expectativas inflacionarias están realmente ancladas”.
Un análisis en el mismo sentido publicó EcoGo, que midió un aumento de alimentos de 0,5% en la primera semana de junio, lo cual arrojaría un alza mensual de 4,1%. No obstante ello, la inflación general del mes treparía a 6,1%, según la estimación preliminar.
“El aumento respecto al mes anterior responde a los incrementos registrados en servicios regulados –que en mayo fueron congelados-, destacándose las subas en tarifas de gas, electricidad, agua, combustibles y prepagas”, dijo EcoGo.
Con el mismo foco, ACM calculó que será difícil que la inflación continúe a la baja: “Existen varios mecanismos que llevan a pensar que el dato de junio será superior al del mayo. La quita de subsidios a servicios como la electricidad y del gas o la actualización del impuesto a los combustibles impactarán directamente sobre el IPC del próximo mes”.
De cumplirse estos pronósticos al Gobierno le costará cumplir con su anuncio de tasa real positiva, un requisito reclamado por el FMI. N.A.

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