El pasado 10 de diciembre se celebró el aniversario del retorno democrático y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ese marco, el Dr. Alfonso Santiago, director de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, elaboró un informe que destaca luces y sombras del sistema político argentino: cuatro décadas sin interrupciones constitucionales, alternancia pacífica y respeto electoral, frente a una preocupante falta de calidad institucional y políticas públicas sostenibles.
Argentina cumplió 42 años de continuidad democrática, un logro histórico frente a las seis interrupciones del orden constitucional ocurridas entre 1930 y 1983. Un nuevo informe elaborado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral destaca que, desde 1983, el país ha consolidado un sistema electoral transparente, sin proscripciones, y ha registrado seis alternancias pacíficas en el poder nacional (1989, 1999, 2003, 2015, 2019 y 2023). Además, por primera vez cinco presidentes consecutivos completaron sus mandatos, algo inédito en nuestra historia.
El estudio, realizado por Alfonso Santiago, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, también destaca otros hitos institucionales destacados:
● 24 años sin declaraciones de estado de sitio (la última en 2001).
● 20 años sin intervenciones federales (la última en 2005).
● Reforma constitucional de 1994, considerada la más legítima en términos democráticos.
● Consolidación de una cultura de derechos humanos y resistencia ante intentos de vulnerar la independencia judicial.
Sin embargo, el informe advierte que la calidad institucional sigue siendo una deuda pendiente: más de un tercio de los cargos judiciales federales vacantes, falta de nombramiento de ministros de la Corte Suprema, del Procurador General y del Defensor del Pueblo, y un uso excesivo de decretos de necesidad y urgencia (1.422 DNU frente a 4.742 leyes en 40 años).
“En materia de políticas públicas, el balance es crítico: indicadores económicos, sociales y educativos muestran estancamiento y deterioro, ausencia de estrategias sostenibles y falta de una inserción internacional coherente. Preservamos nuestras instituciones, pero no logramos políticas públicas sólidas ni una estrategia internacional que aproveche nuestro potencial. El desafío es pasar de la supervivencia institucional a la excelencia democrática”, subraya Alfonso Santiago, autor del informe.
