El Directorio del organismo podría dar luz verde este viernes al nuevo programa por USD 20.000 millones. El desembolso inicial que espera el Gobierno se ajustará a los compromisos asumidos para el esquema cambiario, que será modificado.
La Argentina avanzará hacia un tipo de cambio más flexible, aunque quedará administrado con intervenciones del Banco Central para evitar un salto abrupto, y deberá cumplir objetivos exigentes de acumulación de reservas en el marco del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 20.000 millones. Así se desprende de fuentes al tanto de las negociaciones consultadas por Infobae.
La hoja de ruta hacia una unificación del tipo de cambio es la clave con la que el Gobierno de Javier Milei esperaba convencer al organismo para conseguir un desembolso inicial más alto de lo estipulado, en medio de la crisis global por los aranceles. El Directorio del FMI dará este viernes luz verde al acuerdo y se despejarán dos incógnitas clave.
La primera es la magnitud que tendrá el “frontloading” que espera Milei: el escenario que manejan quienes siguen de cerca las conversaciones es que el desembolso inicial será de USD 12.000 millones, aunque en la Argentina no descartan llegar a USD 15.000 millones. Al mismo tiempo, es posible que el total de la cifra que se anuncie no esté inmediatamente a disposición del Banco Central.
La disponibilidad de esos fondos puede estar supeditada a la evolución del segundo interrogante: el futuro esquema cambiario y la meta de acumulación de reservas. El Ministerio de Economía y el FMI declinaron responder ante la consulta de este medio.
El Gobierno descarta una devaluación abrupta del tipo de cambio oficial, más todavía porque puede implicar una aceleración de la inflación antes de las elecciones. El equipo económico confía en la secuencia de su programa. La idea es comenzar por la eliminación del crawling peg, actualmente del 1% manual, y luego pasar a un sistema de intervenciones administradas que sean coordinadas con el Fondo. No está claro si habrá bandas explícitas o si será un esquema discrecional.
Está también sobre la mesa el compromiso de desactivar el dólar blend, que sirvió para mantener controlada la brecha cambiaria pero que implicó resignar unos USD 15.000 millones de ingresos al BCRA. Esa herramienta les permite a los exportadores liquidar el 20% de sus ventas al exterior a través del tipo de cambio financiero, más elevado que el oficial.
En base a este nuevo esquema, se aplicará un criterio gradual para la eliminación del cepo cambiario. Las restricciones se quitarán en forma paulatina, con una diferenciación entre los flujos y los stocks acumulados para autorizar el acceso a los dólares. La unificación definitiva del tipo de cambio se prevé para después de las elecciones de octubre.
“El acuerdo se basa en el impresionante progreso inicial de las autoridades en la estabilización de la economía, sustentado en un sólido ancla fiscal, que está generando una rápida desinflación y una recuperación de la actividad y los indicadores sociales. El programa respalda la siguiente fase de la agenda de estabilización y reformas de Argentina, cuyo objetivo es consolidar la estabilidad macroeconómica, fortalecer la sostenibilidad externa y generar un crecimiento sólido y más sostenible, a la vez que se gestiona el contexto mundial más complejo”, publicó este martes el FMI tras dar a conocer que se alcanzó un staff-level agreement.
El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó días atrás en una entrevista con LN+ que el Gobierno solicitó al FMI un primer giro superior al 40% del monto total del programa, es decir, al menos USD 8.000 millones. Caputo sostiene que el ajuste fiscal y monetario ya fue implementado, y que ahora el foco debe estar en recomponer el balance del Banco Central para facilitar una futura liberalización del mercado cambiario.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, declaró luego a Reuters que la solicitud argentina “es razonable”, dado el desempeño reciente del país.
También esta semana, la congresista estadounidense María Elvira Salazar, cercana a Milei, pidió al secretario del Tesoro, Scott Bessent, que inste al FMI a respaldar el plan económico libertario, avanzar en un nuevo acuerdo y habilitar un primer desembolso equivalente al 75% del total, es decir, USD 15.000 millones. El mensaje fue compartido en redes sociales por el Presidente, Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
En el equipo económico del Gobierno insisten en que todos los fondos que ingresen de los USD 20.000 millones serán de “libre disponibilidad”. En los 4 años y medio que dura el período de gracia del programa de facilidades extendidas a diez años, hay pagos de capital al organismo por USD 14.000 millones, cuyos vencimientos caen desde finales de 2026. Por ello, cualquier giro futuro implicará nueva deuda y mayor exposición del Fondo, que se suma al stock vigente de deuda por USD 41.000 millones.
Según datos de la consultora EcoGo las reservas del BCRA tocaron el 7 de enero un máximo de USD 32.903 millones gracias al impulso del blanqueo de capitales y los créditos en dólares que tomaron los exportadores, motivados por el carry trade. Los datos de la consultora muestran que desde ese momento las reservas brutas cayeron en USD 8.246 millones. Si se descuentan los pasivos, las reservas netas bordean los USD 12.000 millones negativos. Son niveles similares a los que había heredado Milei aunque en el medio operaron pagos de deuda “cash”, la vigencia del dólar blend e intervenciones directas sobre la brecha cambiaria.
El Gobierno ahora busca reforzar las arcas del BCRA para garantizar la estabilidad antes de las elecciones, para lo que intentará sumar desembolsos del FMI, organismos multilaterales y otro eventual préstamo REPO (Repurchase Agreement) con bancos internacionales, tal como ya obtuvo en enero. En julio vencen USD 4.800 millones con bonistas privados, USD 2.000 millones en intereses con el FMI a lo largo del año y comienza a vencer el tramo activado del swap con China por USD 5.000 millones.
