En el contexto económico actual de Argentina, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ha intensificado sus esfuerzos para asegurar la recaudación tributaria, especialmente en lo que respecta al Impuesto al Valor Agregado (IVA). Este impulso se da en un momento en que el país enfrenta desafíos significativos en materia de recaudación, evidenciados por una caída en los ingresos por tributos nacionales vinculados directamente al nivel de actividad económica. La situación ha encendido las alarmas en el Ministerio de Economía, llevando a la AFIP a adoptar medidas más estrictas en su estrategia de fiscalización y control.
Una de las tácticas implementadas por la AFIP para contrarrestar esta tendencia a la baja en la recaudación implica el cruce de información de créditos fiscales computados en las Declaraciones Juradas (DDJJ) de IVA durante el año 2023 con los comprobantes electrónicos emitidos por proveedores, según especialistas. Este proceso ha resultado en el envío de requerimientos a diversas empresas y contribuyentes individuales para que justifiquen diferencias detectadas en sus liquidaciones impositivas.
Sebastián Domínguez, CEO de SDC Asesores Tributarios, ha señalado que este cruce de información ha revelado discrepancias significativas, especialmente en aquellos casos donde los contribuyentes manejan un volumen considerable de ventas realizadas mediante tarjetas de crédito, débito y compras, que generan comisiones más IVA crédito fiscal a partir de comprobantes que no son electrónicos. Estas diferencias, según Domínguez, son relevantes y plantean un desafío tanto para la AFIP como para los contribuyentes afectados.
“La AFIP está cruzando créditos fiscales computados en las DDJJ de IVA durante 2023 con comprobantes electrónicos emitidos por proveedores y está enviando requerimientos por diferencias”, dijo el especialista.
La AFIP ha concedido un plazo de diez días hábiles administrativos para que los contribuyentes puedan acreditar el correcto cálculo del crédito fiscal declarado o, en caso de ser necesario, rectificar sus Declaraciones Juradas del IVA y los Libros de IVA Digital. Sin embargo, el proceso de “acreditación” implica la presentación de comprobantes de manera digital, un requisito que, aunque factible para aquellos con un número manejable de documentos, representa una carga administrativa considerable para empresas que acumulan miles de comprobantes en un año.
Ante esta situación, Domínguez recomienda que los contribuyentes afectados respondan al requerimiento detallando todos los comprobantes no electrónicos que generan crédito fiscal y declarando que los comprobantes originales están disponibles en su domicilio fiscal. Esta medida, aunque provisional, busca facilitar el proceso de verificación por parte de la AFIP, al tiempo que minimiza la carga administrativa para las empresas.
La marcha de la recaudación
En un escenario económico marcado por la recesión, el desempeño de la recaudación impositiva en Argentina refleja las complejidades de la situación actual. Según un análisis del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la recaudación tributaria nacional experimentó una caída del 7% en términos reales interanuales durante el primer bimestre del año, registrando el nivel más bajo en los últimos nueve años. Esta disminución se vio especialmente pronunciada en los tributos de Bienes Personales, Combustibles y Ganancias, con caídas del 64,7%, 60,8% y 38,7% respectivamente.
Por otro lado, algunos tributos mostraron incrementos significativos, destacándose el impuesto PAIS, con un aumento del 292,4%, seguido por los derechos de exportación y de importación. A pesar de estos aumentos, la recaudación de IVA solo creció un 6,8%, lo que indica una presión desigual sobre diferentes sectores de la economía.
Febrero de 2024 marcó una disminución adicional en la recaudación tributaria nacional del 11% en comparación con el mismo mes del año anterior. Al excluir los ingresos por tributos vinculados al comercio exterior, la caída se profundiza al 19%. Este descenso se atribuye en parte a la colocación del bono BOPREAL, que generó ingresos extraordinarios en el impuesto PAIS el año anterior.
Analizando la recaudación por tributo, el impuesto a los Combustibles fue el que más cayó, con un 69,8% real interanual, seguido por Bienes Personales y Ganancias. En contraste, el impuesto PAIS lideró el aumento en términos reales con un 303%, evidenciando la volatilidad y los desafíos en la estructura tributaria del país.
El superávit financiero alcanzado por el gobierno en enero, de $518.408 millones, se debió en gran medida al recorte del gasto y al aumento en la recaudación del impuesto PAIS y los derechos de exportación, impulsados por la devaluación del 118% en diciembre. Sin embargo, la perspectiva de mantener otro superávit sin una nueva devaluación y con una actividad económica en declive plantea la necesidad de un mayor ajuste del gasto, en línea con la política de déficit fiscal cero promovida por el gobierno.
A pesar de un aumento del 240,9% en los recursos tributarios administrados por la AFIP, este incremento se situó por debajo de la tasa de inflación anual del 254%. Los ingresos de Aduana se beneficiaron del salto cambiario sobre las exportaciones y la ampliación del Impuesto PAIS sobre las importaciones. Sin embargo, los tributos relacionados con la actividad económica interna y el mercado laboral, administrados por la DGI y Anses, mostraron aumentos del 220,8% y 194,4% interanual respectivamente, quedando muy por debajo de la inflación.
La estrategia de fiscalización de la AFIP, aunque necesaria para mejorar la recaudación tributaria, plantea interrogantes sobre la capacidad de adaptación tanto de la entidad gubernamental como de los contribuyentes a los desafíos que implica la digitalización de procesos administrativos. La situación actual subraya la importancia de avanzar hacia una mayor eficiencia y transparencia en la gestión tributaria, al tiempo que se respetan las capacidades administrativas de los contribuyentes.
Este escenario también destaca la necesidad de un diálogo constructivo entre la AFIP y el sector empresarial para encontrar soluciones pragmáticas que permitan una fiscalización efectiva sin imponer cargas administrativas insostenibles. La colaboración y el compromiso de ambas partes serán cruciales para superar los desafíos actuales y asegurar una base tributaria sólida que contribuya al desarrollo económico del país.
En conclusión, la iniciativa de la AFIP de intensificar las acciones de fiscalización y control es un paso necesario en el contexto económico actual. Sin embargo, es fundamental que este esfuerzo se realice de manera equilibrada, considerando las capacidades y limitaciones de los contribuyentes, especialmente en un entorno que aún se recupera de los efectos de la pandemia. La búsqueda de soluciones innovadoras y el uso eficiente de la tecnología serán clave para lograr un sistema tributario más justo, eficiente y adaptado a las realidades del siglo XXI. Infobae