El gobierno de Javier Milei frenó obras clave como la ampliación del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner y la reversión del Gasoducto Norte. Ahora deberá gastar 10 veces más para importar gas por no terminar las obras a tiempo.
La compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa) debió salir a licitar de urgencia la importación de Gas Natural Licuado (GNL) luego de que el gobierno de Javier Milei frenara toda la obra pública, incluso muchas consideradas estratégicas como la ampliación del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) y la reversión del Gasoducto Norte.
Por no invertir 40 millones de dólares en la ampliación del GPNK el gobierno de Milei deberá ahora destinar 500 millones de dólares, 10 veces más, para importar GNL y evitar el faltante de gas durante el invierno.
El GPNK transporta 11 millones de m3 de gas por día desde Vaca Muerta, pero podría estar transportando 22 millones si el gobierno no le hubiera retaceado el giro de fondos a las constructoras a cargo de las obras.
El gobierno de Milei mantiene una deuda de 40 millones de dólares con las constructoras Sacde y Contreras lo que impidió terminar las plantas compresoras de Tratayén, Salliqueló y Mercedes para este invierno. Ahora, en cambio, debe importar combustibles líquidos de urgencia a un costo 10 veces mayor.
Por ello Cammesa se vio forzada el lunes pasado a licitar de urgencia la compra de 12 cargamentos de fueloil y gasoil para hacer frente al mayor consumo de gas motivado por la ola de frío. Ese faltante hubiera podido ser cubierto al menos parcialmente si el gobierno hubiese terminado la construcción de las plantas compresoras del GPNK.
La planta compresora de Tratayén, a cargo de Sacde, podría entrar en funcionamiento a mediados de junio lo que permitiría inyectar 5 millones de m3 diarios adicionales al sistema, lo cual representaría un ahorro de hasta 350 millones de dólares por año en sustitución de combustibles líquidos e importación de GNL.
La planta de Salliqueló, que está construyendo Contreras, con suerte va a estar lista en septiembre, mientras que la de Mercedes viene todavía más demorada, no solo por la responsabilidad oficial sino también por dilaciones por parte de la constructora Esuco, a cargo de la obra. Lo paradójico en este último caso es que a Esuco también le adjudicaron también la construcción de las plantas compresoras del Gasoducto Norte.
La demora se explica fundamentalmente porque durante los primeros meses de gobierno Enarsa dejó de pagarle a las constructoras que están a cargo de las obras. Le debe 30 millones de dólares a Sacde y 10 millones a Contreras, lo que forzó a ambas empresas a trabajar por debajo de su capacidad.
Si la empresa estatal hubiese pagado en tiempo y forma ambos proyectos ya estarían terminados.